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dc.contributor.authorEsteva Fabregat, Claudio, 1918-2017cat
dc.date.accessioned2011-09-06T07:34:01Z-
dc.date.available2011-09-06T07:34:01Z-
dc.date.issued1969-
dc.identifier.issn0010-8235-
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/2445/19545-
dc.description.abstractLos antropólogos que trabajan conforme al postulado de que la realidad social debe ser explicada en función de su morfología cultural, o por la forma de ordenarse y distribuirse sus componentes, y con independencia del origen de los elementos culturales que se estudian, son considerados estructuralistas. En la antropología estructural predomina el criterio de que el método científico es, sobre todo, una racionalización de la realidad, un entendimiento de la misma por medio del estudio de la razón existente en las cosas y en los símbolos que emplean los hombres para comunicarse, cosas y símbolos que, asimismo, se interpretan como claves para relacionarse con el mundo y con los seres humanos en particular. Estas comunicaciones tienen su significado específico y universal, y el antropólogo estructural busca establecerlas por medio del análisis de la forma de relacionarse unas con otras. El significado de las comunicaciones entre elementos se considera equivalente a su funcionalidad relativa dentro de cada razón cultural o programa para la acción social. En principio, el estructuralismo tiene su crítica dentro de la misma ciencia, que es el lugar donde se corrigen y depuran las posibilidades de los conceptos y de los métodos. Cualquiera que sea esta crítica, lo que aquí no cabe es identificar el método estructural con una actitud política informada por la ideología del statu quo o equilibrio estático, como ha querido definirlo LEFEBVRE (1966, 81), pues que su única clase de comportamiento refiere a un modo de investigar sincrónicamente la realidad. No es tampoco una teoría de la cultura. Es, sobre todo, un método basado en el supuesto de que la explicación de la conducta humana debe apoyarse en el desenvolvimiento de construcciones Iógico-inductivas capaces de mostrar cuáles son los principios y las reglas de un sistema cultural, en cada caso perceptibles en el comportamiento social y en las razones de este comportamiento. Por tanto, este método no establece necesariamente crítica sobre las condiciones, buenas o malas, de la organización institucional de una cultura. Más bien establece análisis sobre las relaciones de sus elementos para el objeto de producir una comprensión de su estructura real. El problema que debemos considerar aquí no consiste, pues, en determinar si un estructuralista es o no partidario del orden sociopolítico de que se ocupa. Por el contrario, se trata de saber si es o no suficiente el conocimiento que obtenemos de la realidad descomponiéndola en elementos y despojándola de su carácter de proceso irreversible. La razón analítica propuesta por el método estructural no consiste, por añadidura, en orientarse hacia una crítica de las instituciones. No propone una actitud política, sino más bien una actitud científica. La actitud politica corresponde formularla en el seno de otro nivel de actuación: en el de la misma praxis social, o en el de la crítica o aprobación moral de la estructura institucional de la sociedad, o de una sociedad en concreto. Éste no es el caso cuando el método busca saber sólo cómo es un fenómeno, y no cómo debe ser. El nivel del deber ser (cf. ESTEVA 1957-a, 421 y SS.) pertenece a la acción política y a la filosofía social, pero no es propiamente el de la ciencia considerada como un medio de objetivacibn de la realidad. El método estructural existe como un uaso necesario de aquella clase I de investigación que se propone describir y explicar el comportamiento de conjuntos. Exige una cierta capacidad para la clasificación y para el análisis, y tiende a explicar más la realidad en función de lo que constituyen sus reducciones racionales, que en función de lo que es el mismo proceso pluricausal. En este sentido, la explicación estructural es racional. Aquí procuraremos considerar lo que son propiamente las inclinaciones del método estructural en Antropología, y asumiremos su problemática en el mismo curso de las cuestiones aue trataremos. No nos pronunciamos contrarios ni favorables ver se. Más Gen reconocemos su utilildad como método aplicado al crecimiento de una teoría antropol6gica de grado medio, indispensable para el desenvolvimiento de una teoría antropológica integral que la vemos más en el futuro que en el presente.-
dc.format.extent52 p.-
dc.format.mimetypeapplication/pdf-
dc.language.isospaeng
dc.publisherUniversitat de Barcelona. Facultat de Filosofia. Departament de Filosofia Teorètica i Pràcticacat
dc.relation.isformatofReproducció digital del document publicat a: http://www.raco.cat/index.php/Convivium/article/view/76371cat
dc.relation.ispartofConvivium. Revista de Filosofía, 1969, núm. 30, p. 3-54-
dc.rightscc-by-nc-nd, (c) Esteva Fabregat, 1969-
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/es/deed.ca-
dc.sourceArticles publicats en revistes (Antropologia Social)-
dc.subject.classificationAntropologiacat
dc.subject.classificationAntropologia estructuralcat
dc.subject.classificationMetodologiacat
dc.subject.otherAnthropologyeng
dc.subject.otherStructural anthropologyeng
dc.subject.otherMethodologyeng
dc.titleSobre el método y los problemas de la antropología estructuralspa
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/article-
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/publishedVersion-
dc.identifier.idgrec76728-
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccess-
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